Antes de que apareciera el COVID-19 que ha cobrado la vida de millones de personas en todo el mundo, teníamos la oportunidad de besar a nuestros hermanos con ósculo santo, de abrazar sin temor y estar bien juntitos unos a otros en los asientos de nuestras congregaciones.
Hoy aunque el deseo nos mate por dentro por querer hacer estas cosas no podemos, estamos viviendo en un distanciamiento cada vez más frío y a medida que pasan los días y hay rebrotes se torna más águdo.
Este es el tiempo de abstenerse no solo de abrazar sino de dar las manos, saludar con besos al hermano y mantener la distancia porque no sabemos quién puede estar contagiado. La pandemia ha hecho que nos miremos desde lejos extendiendo nuestros brazos solo para decir adiós.
Pero… cuando no teníamos estos límites ¿Teníamos la actitud y el deseo de saludar, abrazar, reunirnos, ir a las actividades de confraternidad, asistíamos a los cultos de la semana de forma regular, sacábamos tiempo para estar en familia, con amigos o poníamos excusas?
¿Éramos de los que postergábamos un encuentro en la iglesia porque teníamos otras prioridades? ¿Nos relacionábamos con otros para hablar de nuestras debilidades, luchas y temores? o ¿No podíamos porque estábamos muy ocupados como para salir? ¿Nos quejábamos por tener que ir a trabajar o íbamos con apatía al culto juvenil?
Ahora nos hace falta lo que quizá no valoramos ayer y no sabemos cuánto tiempo nos queda para volver a la normalidad. Con todo, hemos aprendido que el amor no se posterga, que una llamada a nuestros abuelos los hace sentir amados y no olvidados; que las relaciones que cultivamos hoy florecerán mañana y que Dios nos ha hecho administradores de nuestro tiempo así que, honrémoslo siendo buenos mayordomos de lo que Él ha puesto en nuestras manos.
Vivan sabiamente entre los que no creen en Cristo y aprovechen al máximo cada oportunidad. Colosenses 4:5 (NTV)
El tiempo no se detiene y no hay reloj que dé vuelta hacia atrás. Por esa razón, las cosas que dejamos de hacer hoy no sabemos si la podremos realizar mañana. Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Efesios 5:16