¿Qué debe hacer la Iglesia ante la crisis político social que vive el país? Lo que está a la vista no necesita anteojos dice un popular refrán, pero, ¿por qué nos hacemos de la vista gorda ante la realidad que vive nuestro país? ¿Por qué no nos pronunciamos de alguna manera? ¿Podemos protestar pacíficamente?
Las protestas ante la suspensión de las Elecciones Municipales el pasado 16 de Febrero, por la Junta Central Electoral fracasaron, y desde entonces el pueblo dominicano exige respuestas y transparencia. Es una situación que nos concierne a todos.
Si bien es cierto Dios coloca a cada gobernante y probablemente algunos piensen que manifestarse en contra de ellos es ir en contra de la soberanía de Dios; puesto que la Biblia misma nos manda a someternos a ellos.
Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan; porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas. Por consiguiente, el que resiste a la autoridad, a lo ordenado por Dios se ha opuesto; y los que se han opuesto, sobre sí recibirán condenación. Romanos 13:1-2
Claramente este pasaje nos confronta porque muchos de los cristianos no entendemos cómo es posible que los que presiden, y dirigen un país no piensen en el bienestar de todo un pueblo, sino en hacer lo que más les convenga a ellos. Nos indigna saber que ante tanta impunidad, inseguridad, abusos y corrupción todo siga igual. Y nos preguntamos ¿a esa clase de personas pone Dios?
Él muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. Daniel 2:21
Al mundo le sorprende ver tantas irregularidades en los gobiernos, pero a lo largo de la historia en la Biblia podemos ver Reyes que hicieron lo malo delante de los ojos de Dios como por ejemplo Acab, Roboam y Jeroboan, así mismo también los que hicieron lo bueno como David o Josías. No obstante la impotencia sigue presente y nos preguntamos ¿Qué hacer como pueblo de Dios?
Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador. 1 Timoteo 2:1-3
Veamos otro punto de vista… La corrupción para el Cristianismo es un pecado, pues es una agresión al prójimo y también al bien común. Aunque de carácter más general dos de los diez mandamientos engloba este tipo de actuaciones. Concretamente el que dice: “No codiciarás los bienes ajenos” y el que sin medias tintas afirma que “No robarás”. El libro de Levítico, cita también:
No hurtaréis; y no engañaréis ni mentiréis el uno al otro. Levítico 19:11
No hagáis injusticia en juicio, en medida de tierra, en peso ni en otra medida. Balanzas justas, pesas justas y medidas justas tendréis. Levítico 19: 35
Las referencias a sobornos, extorsiones y fraude en general también tienen gran cabida en los Evangelios. Quizás el ejemplo más claro es Zaqueo, un recaudador de impuestos que se había enriquecido defraudando a su pueblo y que ve pasar a Jesús a su paso por Jericó. Su conversión fue inmediata y en el Evangelio de Lucas se cuenta que conmovido, fue consciente de lo que había hecho hasta entonces afirma: “Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, lo devolveré cuadruplicado”.
En Mateo se cuenta que los sumos sacerdotes “sobornaron” a los guardias que custodiaban el sepulcro cuando Jesús resucitó para que no dijeran la verdad.
Con todos estos ejemplos bíblicos podemos darnos cuenta que los tiempos van de mal en peor, que el mundo está en crisis por el pecado y República Dominicana no es la excepción. Esto no justifica las acciones de nuestros gobernantes, porque la Biblia claramente condena el pecado que estos cometen al no liderar legítimamente nuestra nación.
Ahora bien, ten en cuenta que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. La gente estará llena de egoísmo y avaricia; serán jactanciosos, arrogantes, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, insensibles, implacables, calumniadores, libertinos, despiadados, enemigos de todo lo bueno, traicioneros, impetuosos, vanidosos y más amigos del placer que de Dios. Aparentarán ser piadosos, pero su conducta desmentirá el poder de la piedad. 1Timoteo 3: 1-5
‘’Nuestro rol no debe ser necesariamente pasivo, siempre podremos manifestar nuestros desacuerdos con mansedumbre, sobre todo si aquello en lo que diferimos se opone tajantemente al orden divino’’.