Porque él es quien hace la llaga, y él la vendará; El hiere y sus manos curan. Job 5:18
¿A quién se le ocurriría declarar esas palabras tan hermosas después de haber experimentado un padecimiento tan agudo? Pues, una persona que vio a Dios en medio del dolor y que a pesar de su penuria entendió después que sería justificado. Su sufrimiento es ejemplo para nosotros ya que a este hombre Dios lo describió como perfecto, recto, temeroso de Dios y apartado del mal. ¡Ojalá el Padre nos describiera así!
Después que Job perdió absolutamente todo su vida se tornó más miserable por la condición en la que se encontraba, sus ojos se oscurecieron por el dolor, y sus pensamientos eran como la sombra. Sus amigos no tuvieron compasión de él y lo señalaban como un pecador, sus criados lo tuvieron como un extraño, los niños lo menospreciaban, hasta su aliento le era repugnante a su esposa y su familia lo rechazó.
En cambio, sufro si me defiendo, y no sufro menos si me niego a hablar. Oh Dios, tú me has molido y arrasaste con mi familia. Me has reducido a piel y huesos, como si tuvieras que demostrar que he pecado; mi carne consumida testifica en mi contra. Job 16:6-8 (NTV)
El estado de Job era muy triste y las personas que debieron estar a su lado no estaban, inclusive uno de sus amigos dijo: ¡Escucha! ¡Sin duda Dios te está castigando mucho menos de lo que mereces! (Job 11:6b). Evidentemente esas palabras no fueron de apoyo, todo lo contrario agravaron su quebranto; aun así mas adelante el sufrido afirma su integridad.
¿No ve Dios todo lo que hago y cada paso que doy? ¿Acaso he mentido o he engañado a alguien? Que Dios me pese en la balanza de justicia, porque sabe que soy íntegro. Si me he desviado de su camino, o si mi corazón ha codiciado lo que vieron mis ojos o si soy culpable de cualquier otro pecado, entonces que otro coma las cosechas que he sembrado. Que todo lo que planté sea desarraigado. Job 31:3-8 (NTV)
Este siervo tuvo que defender su integridad en dos ocasiones frente a sus amigos, y soportó las acusaciones que levantaban en su contra; cansado de escucharlos y sintiéndose acorralado por parte de ellos clama a Dios porque se da cuenta que aunque todos lo despreciaban, había alguien que lo miraba con misericordia y amor en medio de su desolación.
Pero en cuanto a mí, sé que mi Redentor vive y un día por fin estará sobre la tierra. Y después que mi cuerpo se haya descompuesto, ¡todavía en mi cuerpo veré a Dios! Yo mismo lo veré; así es, lo veré con mis propios ojos. ¡Este pensamiento me llena de asombro! Job 19:25-27 (NTV)
Hoy día nos estamos enfrentando con esta crisis mundial y cada uno de nosotros la atraviesa de manera distinta, hay personas que se sienten desesperanzadas, sin rumbo por como se están viendo las cosas, otros se encuentran sin trabajo, padres que viven del día a día piden ayuda, la situación no parece mejorar. Job también enfrentó muchas situaciones y hasta tuvo que lidiar con la muerte de sus diez hijos. Con todo eso desde su corazón clamó al Señor reconociendo que Él era su Redentor y lo iba a levantar.
Sin dudas tenía la esperanza de ver al Señor, su consuelo era Dios, y aunque físicamente estaba como muerto, su espíritu estaba vivo. A raíz de su calamidad conoció aun mas a Dios y pudo decir De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven Job 42:5. Quiera el Señor que nosotros también podamos ver a Dios en medio de esta difícil situación.