Examínate

Llamé a una amiga para saludarla después de algún tiempo y en un momento de la conversación me comentó que había asistido a un chequeo médico donde le diagnosticaron un fibroma, por lo que iba a ser operada próximamente. Mi reacción fue decirle que todo iba a salir bien y que estaría  orando por ella. Su respuesta fue ‘’mi vida está en las manos de Dios’’.

Regularmente por mi estado actual he asistido a chequeos médicos para confirmar que mi salud ande bien, por lo que me han indicado pruebas de sangre entre otros procedimientos médicos. Los exámenes que tienen que ver con la salud nunca se pueden dejar para después; uno nunca sabe cuál será el resultado y mientras más temprano lo sepamos mucho mejor.

Con esto a lo que quiero llegar es que de la misma manera en que examinamos nuestra salud física, debemos examinar nuestro caminar con Dios y preguntarnos a nosotros mismos si somos o no somos realmente cristianos, si nuestra vida refleja el carácter de Cristo y si en verdad una vez nacimos de nuevo. Conocer nuestro estado espiritual también es cuidar nuestra salud.

“Es importante mirar hacia adentro para ver qué estamos reflejando afuera”.

Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados? (2 Corintios 13:5).

Acudimos cada cierto tiempo a realizarnos pruebas médicas pero… ¿es igual con el Señor? ¿vamos cada cierto tiempo ante Él para que  examine si realmente somos sus hijos y pruebe nuestro corazón? o ¿estamos engañados creyendo que lo somos? No solo se trata de saber si somos creyentes; también es que si ya lo somos ¿cómo lo estamos demostrando? ¿estamos siendo la diferencia en un mundo de iguales? Por sus frutos los conoceréis. (Mateo 7:16).

Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. (Juan 15:2).

Aunque no nos autoevaluemos como cristianos Dios sabe perfectamente nuestra condición, a Él no lo podemos engañar, quizás a otros sí. Pero este chequeo no nos cuesta nada, ni siquiera tenemos que salir de nuestra casa para realizarlo. Basta sincerarnos con Dios y nosotros mismos.

David dijo: Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno. (Salmo 139:23-24).

Físicamente un simple chequeo médico o de rutina nos puede salvar la vida, sin embargo, cuando se trata de nuestra vida espiritual no somos tan diligentes en procurar ese bienestar que buscamos cuando acudimos al hospital por una emergencia o sencillamente una consulta. Invertimos dinero, tiempo y esfuerzo en esas revisiones médicas pero no sacamos un minuto para evaluarnos espiritualmente y mirar nuestro interior.

Es necesario inspeccionar, hacernos revisión,  interiorizar nuestro andar en la vida cristiana pues de lo contrario no sabremos con certeza si delante de Dios estamos reprobados u aprobados, o si en verdad somos lo que decimos ser.

Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. (Hageo 1:5).

Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová. (Lamentaciones 3:40).