Tiempos atrás en el antiguo testamento veíamos que el pueblo de Dios se apartaba de sus caminos haciendo ídolos como por ejemplo un becerro de oro, lugares altos donde ofrecían sacrificios a dioses falsos, altares de culto extraño, imágenes y símbolos raros.
Por mucho tiempo el pueblo de Dios se vio envuelto en esas prácticas que alejaban su corazón de Él y sus mandamientos, la nación de Israel, reyes que empezaban bien su reinado pero al final sus corazones se desviaban del Dios verdadero.
Esos eran los ídolos más comúnes de aquel entonces donde gente que conocía a Dios se apartaban, se inclinaban y ofrecían ofrendas a dioses que no podían hacer nada por ellos como lo hacía el Dios que los libraba de grandes batallas y los protegía de sus enemigos.
¿Cómo podían rendir adoración a un dios que no los escuchaba ignorando así al verdadero y eterno?
Hoy día, la iglesia tiene ídolos igualmente arraigados en su corazón que tristemente ha puesto en lugares altos. No necesariamente una imagen, quizás un artista inclusive hasta cristiano, cosas y actividades que dejan de lado al Señor. Vemos también que adoran a la naturaleza y todo lo hermoso que muestra más que al mismo creador, y la lista puede continuar…
En estos tiempos de Pandemia la tecnología se ha convertido en una herramienta crucial para que la iglesia siga con su curso acostumbrado aunque sea a distancia; pero también nos ha hecho mucho daño ya que las largas horas dedicadas a los aparatos electrónicos es alarmante. Cada vez tenemos la necesidad de estar actualizados de acuerdo avancen los tiempos sin embargo, menos actualizados en cuanto al estudio de la Palabra, el discipulado, el congregarnos, rescatar a un joven descarriado etcétera.
Estamos rodeados de distracciones que nos quitan tiempo y nos hacen perderlo sino lo usamos sabiamente. Duramos más tiempo mirando la pantalla del celular que mirando a Dios en oración, invertimos más energía en las redes sociales que en un hermano que está necesitado y ¿qué decir de las plataformas de películas como por ejemplo Netflix o Cuevana? ¿podemos vivir sin eso o dejarlo cada cierto tiempo para hacer un ayuno de estas cosas que nos bombardean con películas nuevas?
Todas estas cosas no son malas en sí mismas, pero si nos quitan tiempo y desplazan a Dios se convierten en ídolos que estamos dejando entrar en nuestro corazón, ahora mismo tenemos un reto y es administrar nuestro tiempo porque Dios nos pedirá cuentas de eso. ¿Cuánto tiempo inviertes navegando en las redes sociales, haciendo un tik tok o viendo reels?
‘’Todo lo que ponemos por encima de Dios se convierte automáticamente en un ídolo del corazón, cuidado’’.
Para renunciar a los ídolos que nosotros sabemos bien que nos alejan de Dios necesitamos reconocer que no lo estamos amando lo suficiente porque estamos amando más esas cosas que le quitan el primer lugar al Señor. La Palabra es clara cuando dice: No tendrás otros dioses delante mí. Éxodo 20:3
Este texto aplicaba para el pueblo de Israel en aquellos tiempos y aplica aún más para estos. La Palabra es la misma y siempre nos trae una enseñanza cada día. Israel desvió su corazón pero la Iglesia hoy también está inclinando su corazón a cosas vanas y pasajeras que se convierten en su mayor atracción más que la presencia del Dios que los salvó.
Necesitamos hacer una reforma espiritual, un compromiso real tal cual hizo el rey Asa, una reforma que realmente nos haga volver a Dios dejando atrás los ídolos de este tiempo que nos quitan la vista de lo eterno y verdadero, Dios. Pedirle que nos ayude a buscarlo y a amarlo más como Él se lo merece. Nuestro Padre es digno de que lo busquemos de todo corazón y que nada se interponga o interrumpa nuestra relación con el Señor.
Y salió al encuentro de Asa, y le dijo: Oídme, Asa y todo Judá y Benjamín: Jehová estará con vosotros, si vosotros estuviereis con él; y si le buscareis, será hallado de vosotros; mas si le dejareis, él también os dejará. Cuando oyó Asa las palabras y la profecía del profeta Azarías hijo de Obed, cobró ánimo, y quitó los ídolos abominables de toda la tierra de Judá y de Benjamín, y de las ciudades que él había tomado en la parte montañosa de Efraín; y reparó el altar de Jehová que estaba delante del pórtico de Jehová.
2 Crónicas 15:2-8