Mi alma tiene sed de ti

Cuando empezó la cuarentena hace meses atrás muchos de nosotros teníamos temor y dudas de cómo podría terminar todo esto de la pandemia y seguimos sin saberlo porque el virus no se ha ido. Sin embargo, los primeros días del confinamiento sentíamos una necesidad urgente por estar en comunión con Dios. La intensión de orar y leer la Biblia era indudable, meses después ¿Nuestra búsqueda por el Señor siguió igual?

No bajemos la guardia, seamos constantes en la oración, sigamos rogándole a Dios como al principio, y aunque esta crisis acercó a muchas personas al Señor, que al terminar o menguar no se agote nuestra devoción por Él. No olvidemos lo hermoso de ese tiempo día tras día en el que estábamos en la plenitud de su presencia.

Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas. Salmo 63:1

“Aunque no estamos en un desierto como en el que se encontraba David en ese momento, no olvidemos que a través de todo lo que estamos viviendo con esta pandemia es como si estuviéramos pasando por uno’’.

Así como la misericordia de Dios no ha cesado, así tampoco debe cesar nuestra búsqueda imperante por Él, y del mismo modo que su cuidado y protección ha estado con nosotros, en ese mismo sentido debemos agradecer.

¿Ha cesado para siempre su misericordia? ¿Se ha acabado perpetuamente su promesa? ¿Ha olvidado Dios el tener misericordia? ¿Ha encerrado con ira sus piedades? Salmo 77:8-9

“Que nuestro anhelo por Dios no sea transitorio ni solo por las condiciones del momento, sino que sea una respuesta diaria por el hambre y la sed que tenemos de Él”.

Buscad a Jehová y su poder; Buscad siempre su rostro. Salmo 105:4

No dejemos de clamar a nuestro Dios en ningún momento, ojalá que nuestra necesidad de buscarle se torne más fuerte que al principio y que nuestra alma sedienta nunca se canse de llenarse de Él. Nunca pensemos que estamos totalmente saciados de su presencia, siempre habrá algo que nos atraiga hacia su regazo y esa esa una buena razón para estar cerca de Dios.