Hace unos domingos en la Escuela Dominical de mi iglesia local, la maestra nos preguntó ¿Qué es la misericordia? a lo que particularmente respondí sin rebuscar mucho en mi mente ´´lo que Dios no nos da y que sí merecemos. Y ¿Qué es lo que sí merecemos? su ira y el castigo de nuestros pecados, sin embargo Dios es su gracia nos liberó de la ira y pagó el precio de todos nuestros pecados. A veces nos hace falta volver al evangelio, para recordar de dónde Dios nos ha sacado.
Tito 3:5 Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia.
Fue por su misericordia, y sonará como un sermón pero es que no nos podemos cansar de escuchar esta verdad, verdad que debemos recordar cada mañana. Refrescar en nuestra mente que Cristo ocupó nuestro lugar, lugar en el que nosotros debíamos estar, el Señor tuvo compasión y no hicimos nada para que él la tuviera.
Salmos 103:8 Misericordioso y clemente es Jehová; Lento para la ira, y grande en misericordia.
Ese mismo domingo un líder se expresó de forma imprudente y poca seria hacia mí, en el momento no dije nada ni le reproché por su comentario, pero pasó algo muy natural…me sentí mal por lo sucedido y empecé a resentirme y a dejar que mi mente pensara cosas vanas. Duré aproximadamente dos días pensando en ello, porque siquiera una disculpa instantánea recibí. Luego de un tiempo tropecé inesperadamente con esa persona y me pidió perdón por lo que había dicho, me alentó y fue sincero; realmente no lo esperaba puesto que no había sido la primera vez, así que estaba soportando y tolerando sobremanera a ese hermano.
Le estaba guardando rencor en mi corazón por esa y las otras ligerezas, así que decidí liberarme y dejar atrás cada ofensa, las pasé por alto y recibí ese perdón múltiple por todas las ocasiones en que me sentí afectada por sus comentarios, sentí paz. Pensando en todo esto lo extrapolo al Señor y me pregunto: ¿yo merecía perdón? no, sin embargo Cristo me perdonó, por eso desde ese momento elijo perdonar en vez de ponerle cargas a mi corazón tales como el rencor, la amargura y el resentimiento, que no hacen más que afligirme por dentro.
Colosenses 3:13 Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.
Lucas 6:36 Sed pues misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.